Las Terapias de Tercera Generación que Usamos en Contacto Emocional
La terapia de tercera generación se basa en enfoques contemporáneos que integran técnicas de aceptación y cambio, con el objetivo de mejorar el bienestar emocional y la calidad de vida de las personas. Dentro de este marco, dos de las modalidades más destacadas son la Terapia Dialéctico Conductual (DBT) y la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT).
Terapia Dialéctico Conductual (DBT)
Desarrollada por Marsha Linehan, la DBT fue inicialmente creada para tratar el Trastorno Límite de la Personalidad, pero su aplicación se ha ampliado a otros problemas de salud mental, como la inestabilidad emocional y las conductas autolesivas. Este enfoque combina la validación de las emociones del paciente con la enseñanza de habilidades prácticas para manejar situaciones difíciles.
Validación emocional: El terapeuta valida los sentimientos y experiencias del paciente, lo que les ayuda a sentirse comprendidos y aceptados.
Entrenamiento en habilidades: Se enseñan habilidades específicas, como la regulación emocional, la tolerancia al malestar, la efectividad interpersonal y la atención plena (mindfulness), que permiten a los pacientes enfrentar sus emociones y mejorar sus relaciones.
Enfoque dialéctico: La DBT promueve un equilibrio entre la aceptación de la realidad actual y el deseo de cambio, ayudando a los pacientes a encontrar un camino hacia la mejora personal sin sentir que deben renunciar a su identidad.
Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT)
La ACT se centra en la idea de que la lucha contra pensamientos y emociones dolorosas puede incrementar el sufrimiento. En lugar de intentar cambiar estos pensamientos, la ACT enseña a los pacientes a aceptarlos y a comprometerse con acciones que estén alineadas con sus valores personales.
Aceptación: Se fomenta la aceptación de pensamientos y emociones difíciles, permitiendo que los pacientes experimenten su vida sin ser controlados por estas experiencias.
Compromiso con valores: Los pacientes identifican sus valores fundamentales y se comprometen a actuar en función de ellos, lo que les ayuda a encontrar un propósito y significado en su vida.
Flexibilidad psicológica: La ACT promueve la capacidad de adaptarse a las circunstancias cambiantes y de vivir en el presente, lo que resulta en una mayor resiliencia ante los desafíos.
Beneficios de la Terapia de Tercera Generación
Al elegir la terapia de tercera generación, los pacientes pueden esperar:
Mejora en la regulación emocional: Aprender a manejar emociones intensas y difíciles de manera más efectiva.
Fortalecimiento de relaciones: Desarrollar habilidades para mejorar la comunicación y la conexión con los demás.
Aumento de la autocompasión: Fomentar una actitud más amable y comprensiva hacia uno mismo.
Mayor sentido de propósito: Identificar y vivir de acuerdo con los valores personales, lo que conduce a una vida más satisfactoria.